La ciberdelincuencia crece a un ritmo muy acelerado, con nuevas tendencias emergiendo continuamente. Los ciberdelincuentes se están volviendo más ágiles, explotan las nuevas tecnologías a una velocidad de vértigo, adaptan sus ataques utilizando nuevos métodos y cooperan entre sí de manera nunca vista hasta ahora. Las redes delictivas operan a escala planetaria, coordinando ataques complejos contra sus objetivos en cuestión de minutos.

Los funcionarios deben por tanto mantenerse al día en las nuevas tecnologías, con el fin de comprender las posibilidades que crean para los delincuentes y su uso como herramientas para luchar contra la ciberdelincuencia.


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